
Puerto Rico ha sido durante mucho tiempo una cuna de creatividad, dando forma a la música global, el talento artístico y las expresiones culturales. Más allá de celebrar nuestro legado, la histórica residencia de Bad Bunny ha redefinido las posibilidades económicas de nuestras industrias creativas, demostrando cómo pueden convertirse en un nuevo motor económico para la isla: generando empleos, impulsando el turismo y posicionando a Puerto Rico como líder en la economía creativa global.
Un sector con verdadero poder económico
Según un estudio de Invest Puerto Rico, las industrias creativas de la isla generan más de $8,7 millones en producción económica anual, emplean a más de 87,000 personas y respaldan más de 4,100 empresas.
Desde la música y el cine hasta el diseño y la publicidad, estas industrias son catalizadoras de generación de riqueza. Ya contribuyen alrededor del 2% del PIB de Puerto Rico, con un efecto multiplicador que impulsa el turismo, la gastronomía y una amplia gama de servicios profesionales, entre otros sectores.
La influencia de la isla también se refleja a nivel mundial. En 2025, Puerto Rico se convirtió en el séptimo mayor exportador de música del mundo, superando a países como Brasil, Suecia y Japón. Estados Unidos, México y España se encuentran entre los principales mercados que consumen música puertorriqueña, liderada por íconos globales como Bad Bunny, pero respaldada por un ecosistema completo de productores, compositores y creadores. Esto es testimonio de la demanda global por el sonido, talento y narrativa de Puerto Rico.
Una residencia que cambió las reglas del juego
La residencia de Bad Bunny transformó una celebración cultural en una oportunidad económica. Más de 400,000 boletos se vendieron en cuestión de horas a través de Ticketera, la principal plataforma de boletos de Puerto Rico. El evento generó $11 millones en ventas de boletos y rompió un Récord Guinness, con Ticketera distribuyendo más de 21,000 códigos promocionales únicos en menos de ocho horas para la verificación presencial de boletos.
El impacto es sin precedentes. Estimados preliminares de Discover Puerto Rico proyectan un impacto económico directo de $200 millones para la isla, decenas de miles de noches de hotel reservadas y una exposición mediática global sin precedentes. Además, según un estudio de la Universidad de Puerto Rico (UPR), por cada $1 millón invertido, la residencia generaría $2 millones en actividad económica y aproximadamente 21 empleos, contribuyendo con más de $456,000 en salarios.
El efecto dominó en acción
La serie de 30 conciertos de Bad Bunny en Puerto Rico desató un potente efecto dominó en la economía local, energizando todo el ecosistema creativo. Según la UPR, se espera que estos conciertos generen $27 millones en gastos directos por parte de los asistentes en rubros como comida, transporte y hospedaje. Más allá de eso, se proyecta un impacto económico indirecto adicional de $26.5 millones a medida que ese gasto circula por otros sectores.
Este impacto fue mucho más allá del escenario, beneficiando a una amplia gama de sectores, incluidos productores audiovisuales, diseñadores gráficos, escenógrafos, fotógrafos, publicistas, planificadores de eventos, restaurantes, hoteles, tiendas, operadores turísticos y muchos otros negocios locales. Distritos culturales clave como Santurce, Condado y el Viejo San Juan también están experimentando este efecto, con un repunte visible en la economía nocturna.
De hecho, un estudio de Invest Puerto Rico reveló que por cada $1,000 generados por las industrias creativas de Puerto Rico, se producen $895 adicionales en sectores de apoyo, ampliando el alcance e impacto de este ecosistema vibrante mucho más allá del evento principal.
Oportunidades creativas en la era de la IA
Este momento histórico coincide con el rápido auge de la inteligencia artificial (IA), lo que representa otra oportunidad para que Puerto Rico posicione su economía creativa como un refugio de autenticidad.
A medida que la IA transforma la forma en que se produce, distribuye y monetiza el trabajo creativo, también está evolucionando la definición misma del valor creativo. Al aprovechar nuestra vibrante comunidad artística, el profundo legado cultural y un ecosistema de innovación emergente, la isla tiene una oportunidad única de liderar esta nueva era. Puerto Rico puede convertirse en un destino donde la tradición y la tecnología se encuentren, estableciendo un nuevo estándar global sobre cómo evolucionan las industrias creativas en la era de la IA.
Una apuesta por la política pública
Este fenómeno envía un mensaje claro: cuando activamos el ecosistema creativo, activamos a Puerto Rico. Para capitalizar completamente este momento, necesitamos políticas públicas estratégicas. Aunque iniciativas como la Ley 60 ofrecen incentivos para producciones cinematográficas, aún queda mucho por hacer para establecer un marco integral que:
- Establezca una oficina dedicada a las industrias creativas que garantice continuidad y crecimiento del sector.
- Expanda los incentivos a otros sectores creativos más allá del cine.
- Invierta en infraestructura cultural y de entretenimiento.
- Promueva residencias artísticas y eventos culturales de gran escala.
- Desarrolle y retenga el talento creativo local.
Hacia un nuevo modelo económico
La residencia de Bad Bunny es más que una serie de conciertos. Es evidencia clara del potencial económico no aprovechado de las industrias creativas de Puerto Rico. Este sector puede generar empleos de calidad, exportar talento, atraer turismo de alto valor, fortalecer nuestra identidad cultural y posicionar a Puerto Rico como un epicentro creativo en el Caribe y las Américas.
Si aprovechamos este momento, podemos convertir a las industrias creativas en un pilar de un modelo económico más sostenible, inclusivo y resiliente para Puerto Rico.